lunes, julio 24, 2006

Distancia


Muchas veces te afanas por hacer que la distancia que hay con una persona desaparezca.
Aunque inicialmente la veas en otro mundo diferente al tuyo, te acercas y vas descubriendo sus gustos y preferencias. En muchos coincides, otros te acoplas como puedes tratando de que no sean un rasgo diferencial.
De algún modo todos tratamos de asimilarnos con alguien, de ver en otra persona nuestra complementaria, para sentirnos que encajamos en algún lado.
Pero a veces, una simple frase, un gesto, una forma de vivir la vida, te empuja, sin previo aviso, al mundo del que habías salido, para dejarte ver con meridiana claridad que no eres de aquel mundo, sino de otro muy diferente.
Y no hablo de esas diferencias de opinión, o diferencias irreconciliables. Sino diferencias profundas, de fondo, como las que puede haber entre un hombre de campo y un neoyorkino. El mismo mundo, dos vidas completamente diferentes. Poco en común, la certeza del desatino de la proximidad, la mera observación externa del río plateado de algunas vidas.... (olvidad esto último que se me va la pinza)

5 comentarios:

isterica dijo...

Pues creo que lo que hay que hacer es seguir siendo igual que se es y si las piezas no encajan, da lo mismo. Ahora eso sí, con la mente suficientemente abierta para entender a la otra persona.
Cuando he tenido alguna pareja forofa del fútbol, he estado viendo los partidos con emoción (a mi ni me va ni me viene). Eso sería amoldarme a algo, aunque creo que es mas bien empatía. Ahora hay cosas por las que nunca podría sentirme bien si intentara amoldarme.

*Laura* dijo...

Toma ya!!! ahora vas y lo cascas!!.

Prich dijo...

deja ya el régimen ese, que se te está licuando el cerebro.

Pow dijo...

Entre un hombre de campo y un neoyorkino no hay diferencias irreconciliables. Ninguna diferencia es irreconciliable, lo que es irreconciliable es el orgullo, la cabezonería, los prejuicios, ...

Buttercup dijo...

Pues yo estoy contigo, hay mundos que no convergen.