A veces tardas mucho en darte cuenta de las cosas. Estás tan metido en el problema que no ves más allá de tus narices. Corres ciego en una senda llena de zarzas. Y es cierto, desde fuera todo se ve con mayor claridad. Aunque en el momento que te lo dicen no lo crees, piensas tenerlo todo controlado, crees que sabes donde lleva el camino mientras te esfuerzas en seguir apartando zarzas que cada vez se clavan con más fuerza en tu piel.
Solo con el tiempo, en ocasiones mucho, otras veces poco, consigues parar, salir de esa senda peligrosa y observar el problema desde fuera. Y entonces, sólo entonces, encuentras otros ejemplos, otras gentes que han pasado por lo mismo que tú, y en ellos lo ves claro.
Ves porque este o aquel han hecho lo que han hecho, en que han errado, en que te has equivocado.
Ese es el momento de elegir con cuidado el siguiente camino, una pista ascendente pero amplia, libre de zarzas.
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3 comentarios:
es que siempre os vais por el camino más abrupto...con lo fácil que es seguir la autopista.
Cuando trabajaba en Barcelona y me atoraba en algo, mi jefe me cogía por banda, me hacía apagar el ordenador, irnos a echar un café y volver a la sala de reuniones sin portatil, sólo con papel y boli y me hacía contarle desde el principio lo que teníamos que hacer. Y entonces, misteriosamente resolvía el problema sin que nadie me dijese el qué tenía que hacer.
Aplicado a la vida privada, una vez un médico me dijo que no podía ayudar a nadie si me había involucrado en el problema, porque entonces te rodea y no ves la salida. Que sólo pueden salir del laberinto o ayudarte a salir, las personas que están mirando desde la lejanía.
Gran reflexión, como siempre, difícil de aplicar...
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