Atascos y macarras

Estos días Zaragoza, más que nunca Zarasufre, es víctima y esclava de los atascos. Gracias a la Expo, la ciudad entera es un atasco enorme. No hay carretera que entre, salga o circunvale la ciudad que no esté de obras, así que las entradas y salidas de la autopista están atascadas, tanto, que producen que el centro mismo de la ciudad se atasque (como lo oís).
Claro, entre tanto atasco, nueva fauna, o vieja fauna dormida, surge de las tinieblas. Entre toda esa fauna destacan especialmente dos razas, los grandísimos hijos de puta y los macarras.
Esta mañana me he topado con uno de los primeros, un grandísimo hijo de puta, que en la autopista ha decidido que tenía más prisa que los demás y se ha saltado los pivotes de obra, y con toda su jeta a "pilotado" por un carril a medio asfaltar. Eso si, entrando y saliendo intermitentemente del carril "real", para que todos compartiéramos con él su gusto por el suicidio.
Claro que si esto te pasa yendo en coche por la autopista la solución es clara: ir en autobús ¿no? Pues no.
Ayer vine a currar en bus, y como ya he contado, el centro también está atascado. ¿Qué produce esto? Que los autobuses no cumplan los horarios, por lo que los pasajeros se amontonan en las paradas (y luego en el bus) y los conductores se ponen nerviosos. Lo peor sucede cuando la raza antes comentada aflora entre los "autobuseros". Y es que ayer me topé con una macarra, que fíjate tu por donde, conducía nuestro camión de ovejas... digooooo, la línea 23 de Tuzsa. Como había atascos, la individua se ponía nerviosa. Como no cumplía los horarios, su modo de conducir era ir a todo meter y frenar justo en la parada correspondiente, con el consiguiente meneo peligroso de las ovejas... digoooo de las personas del interior del vehículo. La vena macarra de la "muchacha" llegó a su máxima expresión cuando en un cruce un coche se quedó atascado en medio del carril bus, parando todo el carril.
Tras varios infructuosos pitidos bien aderezados de sus correspondientes berridos, decidió para bajar del bus voceando al conductor que "a ver si por sus cojones iba a parar todo un carril". Lo cierto es que tenía razón, y así se lo hicieron saber las ovejas del redil con protestas hacia el empanao del coche...
Total, que al final, el coche de delante decide infringir la ley (tan laxa en la ciudad últimamente, por otro lado) y conducir por el propio carril bus. En ese momento, nuestra querida macarra decide ir a toda pastilla tras el, pitando como una energúmena y sin levantar el pie ni lo más mínimo del acelerador. Claro, que putada, tenía que parar en la siguiente parada. Frenazo y amagos de irse al suelo de todas las ovejas... Y protestas claro, la heroína se acababa de convertir en villana.
En fin, así que aquí andamos zarandeados y maltratados por obras, camioneros e hijos de puta, con los bomberos y la policía "medio en huelga", y la crisis monetaria revoloteando sobre nuestras cabezas. Viva la Expo.