Triste vida

Hay conversaciones que te dejan con un horrible sabor de boca. Hoy he tenido una con una compañera de trabajo, llamémosla L.
E: Has vuelto de vacaciones esta semana ¿no?¿Qué tal?
L: Pues nada, de papeleos.
E: Ah, como tú eres de mucho viajar pensaba que te habrías ido a algún sitio. Aunque claro, ahora que te ha tocado el piso supongo que te toca ahorrar y tal ¿no?
L: Joer, que simpático (frunciendo el ceño).
E: No mujer, a todos nos tocan temporadas de tener que ahorrar y eso, has tenido épocas de viajar ahora te toca eso y ya está.
L: Hombre, siempre se puede viajar.
E: Yo aún no he podido nunca, pero vamos, que ya me llegará.
L: Si te organizas se puede.
E: Yo es que nunca he tenido pasta.
L: Bah, que dices, si ahora se viaja por muy poco.
Ya he optado por callarme. Yo salvo viaje de estudios en BUP y fines de semana relámpago hiper-baratos a Pau nunca he salido de España ni he ido a ningún viaje por agencia. Lo cierto es que por una cosa u otra nunca he tenido dinero ahorrado, siempre había algo que pagar o hacer. Supongo que habrá habido temporadas que he sido manirroto, pero mi cuenta nunca ha ascendido demasiado.
Ahora ya ni hablo, que termino todos los meses en rojo.
En fin, que me he quedado bastante chafado, me ha dado la sensación de tener una vida muy triste o de ser un desastre con el dinero, que para el caso, lo mismo es. Tanto me dicen que no entienden como no llego a fin de mes con mi sueldo que al final terminaré creyendo que en algo me gasto que no debería. Pero miro la cuenta y los extractos de lo que voy sacando y me van cobrando y no me cuadra.
En fin, esperaremos que llegue diciembre.